¡Qué fácil es cultivar la anarquía! Manos a la no obra y todos juntos seamos partícipes de estos pasos tan bien diseñados, siempre practicados con obligatorias dosis de informalidad y descortesía por el otro.
Por Orlando Vignolo. 02 mayo, 2022. Publicado en Correo, el 1 de mayo de 2022.En los meses más recientes, ha surgido una pulcrísima receta para desgobernar en el marco del Estado Constitucional de Derecho peruano. Son pasos y técnicas muy visibles que aparecen como la antítesis al ejercicio de las potestades públicas, la adopción de decisiones y la salvaguarda real del interés público, las cuales bien podrían resumirse en (i) reuniones de Consejos de Ministros descentralizados-mítines (si son en un coliseo o establecimiento cerrado, mejor); (ii) a problema presentado, proyecto de ley despachado al Congreso; (iii) cada cierta semana, lanzamiento de reformas con nombres muy simpáticos o de fácil recordación pero sin contenido específico; (iv) una familia de funcionarios públicos desperdigada como eslabones de cadena por muchas administraciones públicas; (v) ruedas de prensa semanales de fuerte intercambio y siempre con alguna palabra altisonante; (vi) sesiones telemáticas para dejar la frase de la semana que concentre la atención de todos (si es sobre los totalitarismos, pues fantástico); (vii) mesas técnicas, de diálogo, de conversación o de audiciones mutuas. Mesas y más mesas por doquier y multitemáticas; (viii) búsqueda del consenso con el que no ha sido elegido por nadie (si pertenecen a las fuerzas vivas, sociedad civil, frente de defensa de los intereses, pues mucho mejor); (viii) viajes y más viajes a toda reunión internacional de grandísima trascendencia; (ix) la fundación de decenas de comisiones de alto nivel o de diálogo (son siempre la mejor válvula para bajar las tensiones y lograr el olvido del problema); (x) fotos de ministros, viceministros y funcionarios con el chaleco estatal. Todos siempre mirando cara a cara al problema (la imagen perfecta de la eficacia); (xi) remover y atacar al monstruo de la Constitución (siempre es el mejor pretexto para que todos tiemblen).
¡Qué fácil es cultivar la anarquía! Manos a la no obra y todos juntos seamos partícipes de estos pasos tan bien diseñados, siempre practicados con obligatorias dosis de informalidad y descortesía por el otro. Sigamos adelante y dejemos que la frase de Bob Dylan nos guíe al futuro: “el caos es amigo mío”.
Este es un artículo de opinión. Las ideas y opiniones expresadas aquí son de responsabilidad del autor.